martes, 10 de febrero de 2015

Alza a las correlaciones



Nota escrita por Rosa Yuritzi Ramírez Montiel 

En la vida suelen existir más preguntas que respuestas, es posible que se requiera más tiempo para encontrar una explicación a dicha cuestión, investigar con más profundidad o probablemente no se encuentre, en cualquier caso la situación del nuestro país se está convirtiendo en cada vez más crítica, porque un movimiento realizado para la economía lleva una consecuencia y como están relacionados existen resultados de todas las maneras posibles, pero esto no significa que la correlación sea alta entre todos, también hay magnitudes o hasta posiblemente ninguna correlación. Si la situación que se planteó acerca del precio del petróleo nos lleva a problemas, demostraré que tan grandes son esos problemas a continuación.



El país cuenta ahora con una economía emergente y un crecimiento económico de 2.1% mayor que Brasil 0.1% y Rusia 0.6% porque se dio la caída vertical del precio del petróleo, el deterioro de los precios de las materias primas y el lento crecimiento de la economía del mundo.

Los precios internacionales del petróleo han sufrido una dura baja ante una desaceleración de la demanda global y de una mayor producción de petróleo de esquistos bituminosos en Estados Unidos. La Secretaría de Hacienda dijo que el precio promedio es de 79 dólares por barril, entonces comenzando el año se recibió el 13 de enero el precio de 38.11 dólares por barril, no había una caída así desde 1991. Si la caída continúa, se verán mermados los ingresos públicos, por lo que se comunicó que habrá un recorte en el presupuesto pero para el segundo semestre del año, ya que las elecciones del 7de junio en 17 estados de la república podrían empeorar si se les recorta el presupuesto. Al observar que los perjudicados son los estados de la república, dañará la microeconomía.


La buena noticia es que no solo dependemos de la microeconomía, por lo tanto la macroeconomía nos ayudará a no tener expectativas bajas para el crecimiento del país, la participación del petróleo y sus derivados dentro de las exportaciones es baja a comparación de las demás exportaciones.





Para ser más exactos se muestra en la siguiente tabla que las exportaciones apenas si cubren el 10% de ellas, existe la oportunidad de generar el dinero perdido en las exportaciones del petróleo por ejemplo, la manufactura.


Tomando en cuenta lo anterior, nos deduce que hay esperanzas de que se produzca un crecimiento en el PIB este año. Esta idea se fortalece porque en el mercado de capitales no cuenta con una empresa de BMV que esté relacionada directamente en actividades del petróleo, lo que al mismo tiempo nos dice que el precio del petróleo tiene poca influencia sobre el IPC.  El 13 de enero fue la baja y la BMV pierde 1.42% y con el IPC en 41,780.78 puntos,  el Dow Jones perdió 0.54%, el Standard and Poor's 500 retrocedió 0.81 % y el Nasdaq bajó 0.84 %, en cifras preliminares.  La disminución sufrida relativamente comparado con otras caídas significativas y causantes de problemas grandes en el crecimiento de ésta economía emergente es realmente pequeña. Para terminar de corroborar que el crecimiento no se estancará ni empeorará por la devaluación de la moneda, encontramos que el peso mexicano tiene una influencia pequeña por ambos valores antes mencionados ($ del petróleo e IPC) porque el tipo de cambio de ese día fue de 14.5559, a continuación se muestra la gráfica del tipo de cambio de esa semana.





Se muestra que el 13 de enero tuvo una disminución en su valor lo que favoreció al mercado cambiario y para los siguientes días estuvo incrementando por la noticia del petróleo alrededor del mundo y hasta el lunes 19 de enero superaron el valor del 12 de enero, a consecuencia los bancos centrales dicen que en el peso encuentran expectativas de cansancio y analistas de Actinver y otras empresas reportan una valuación del peso desde el inicio del año, así que el petróleo no aporta significativamente al peso; sabiendo todo lo anterior se puede llegar a deducir que la expectativa de mejora para la economía mexicana está creciendo y fortaleciéndose.  

Para la economía emergente de México, la macroeconomía está tomando un papel muy importante, ya que encuentra más opciones de crecimiento por las variables que tiene a su cargo para así proporcionar un análisis internacional junto con la influencia que se vive día a día con el resto del mundo.

Referencias:
-Rocha. Precio del petróleo en México, hoy 13 de enero de 2015. Recuperado el 8 de febrero de 2015. http://noticias.starmedia.com/mexico/precio-petroleo-en-mexico-hoy-13-enero-2015.html
-Luna. La caída del petróleo amenaza al gasto público de 2015. Recuperado el 8 de febrero de 2015http://www.cnnexpansion.com/economia/2015/01/22/la-caida-del-petroleo-amenaza-al-gasto-publico-de-2015
-Forbes. Hacienda reduce estimación de precio de petróleo para 2015. Recuperado el 8 de febrero de 2015http://www.forbes.com.mx/hacienda-reduce-estimacion-de-precio-de-petroleo-para-2015/
-Instituto Nacional de Estadística y Geografía (México). Balanza comercial de mercancías de México. Recuperado el 8 de febrero de 2015http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/continuas/economicas/exterior/mensual/ece/bcmm.pdf
-Fondos. Peso mexicano, vulnerable al entorno externo. Recuperado el 8 de febrero de 2015. http://eleconomista.com.mx/fondos/2015/01/13/peso-mexicano-vulnerable-entorno-externo
-Actinver. Análisis Actinver. Recuperado el 8 de febrero de 2015https://www.actinver.mx/cs/Actinver/Espanol/Analisis%20Actinver/Analisis%20Tecnico/docs/Analisis%20Tecnico.pdf
-Banxico. Tipo de cambio. Recuperado el 8 de febrero de 2015. http://www.banxico.org.mx/dyn/portal-mercado-cambiario/index.html



martes, 3 de febrero de 2015

"This little, neurotic land of smiling crazy people"


Nota escrita por Alejandro Limón Portillo

The economist: “Escandinava es el mejor lugar para nacer, pero sólo si eres promedio. Si tienes talento promedio, ambiciones promedio, sueños promedio, entonces te irá bien. Pero si eres extraordinario, con grandes sueños y visiones, o sólo un poco distinto, serás aplastado, si no es que emigras primero”.

Dinamarca alguna vez controló toda Escandinavia pero poco a poco fue perdiendo territorio. Primero perdieron el sur de Suecia en 1658. En 1801 Inglaterra los atacó con fines de defenderlos de los franceses. Seis años después, los mismos ingleses bombardearon Copenhague por la amenaza de una posible alianza danesa - napoleónica. En 1814, perdieron Noruega a manos de Suecia. En 1864 se vieron forzados a dejar sus territorios del sur (hoy norte de Alemania) en manos de los prusianos. Con éstos últimos perdieron 1/3 de su territorio y ½ de su ingreso potencial. Con el tiempo también perdieron pequeñas colonias en India y las Antillas, mientras las islas Faroe buscaban su independencia. Lo último que perdieron fue Islandia a manos del “liberador” alemán Hitler, quién al invadir Dinamarca en abril de 1940, dio la independencia a los islandeses. Dinamarca era ya tan pequeña y frágil que no tuvo otra opción más que aliarse con el partido nazi.

Muchos autores ligan éstas pérdidas de territorio a la personalidad del danés de hoy en día. Como dice el autor e investigador de los escandinavos Michael Booth: “Denmark losses were her making; this common misfortune drew them together in a desire to avoid all further changes”.  Estas pérdidas les instalaron un miedo al cambio y a fuerzas externas que hoy tienen en su ADN; desde entonces no tienen ambiciones, se encierran en ellos mismos e ignoran lo que sucede en el mundo externo. Éstas cosas les ha hecho poder aprovechar al máximo sus recursos, valorar los placeres sencillos de la comunidad (el concepto “hyyge”); celebrar su “Danishness”, etc. 

El hecho de haber construido una de las sociedades más exitosas del mundo a partir de un territorio realmente pequeño y destruido les ha traído un orgullo enorme. Una parte de ese rotundo éxito social fue la “Denmark´s Great School Commission”, hecha a mediados de 1850. Fue el primer sistema nacional de escuelas primarias en Europa, fundados bajo el lema: “Teaching them regardless of their social rank and occupation… they belong to one people, and as such have one mother, one destiny and one purpose”. El resultado es que 90% de la población tiene aproximadamente el mismo nivel de vida, y como veremos a continuación, esta igualdad en ingresos quizás resulte ser la columna vertebral de la felicidad danesa.

Según Joseph Stiglitz (premio nobel de economía, año 2001) el coeficiente de Gini (grado en que la riqueza de la población diverge del punto de total igualdad) no sólo refleja qué tan igualitaria es una sociedad, sino qué tan feliz y saludable es su gente. Podría decirse que quizás es la suma de la felicidad humana.

El danés tiene una facilidad descomunal para relacionarse entre daneses, independientemente de la clase social/económica de otras personas. Los daneses pertenecen a más asociaciones, clubs, uniones, grupos, redes sociales que cualquier otra nacionalidad: 43% de la gente (>16 años) pertenece a algún grupo. En promedio, cada danés tiene 11.8 personas en su red personal, y pertenecen en promedio a 3 asociaciones/sociedades. Incluso esto se promueve en el Acta General de Educación, donde la autoridad da asistencia, fondeo y apoyo gratis en lo relacionado a la asociación de grupos. Estás asociaciones entre ciudadanos promueven la confianza, la cual se ha mantenido a la alza durante los últimos 50 años; no por nada son los menos corruptos del mundo. No debe ser coincidencia que las personas más felices sean algunas de las más sociables y las que más confianza tienen.

¿Y qué hacer para fomentar la confianza? ¿la igualdad económica promueve confianza, o viceversa? Esa es la pregunta del millón. Lo cierto es que los experimentos hablan por sí solos: En 1996 se hizo un experimento de dejar carteras tiradas a lo largo de varias ciudades, y al final se contaban cuántas regresaban. Resultó que los países donde la gente decía que confiaba más en el prójimo fue donde más carteras se regresaron. Cuarenta carteras fueron tiradas, y sólo en Noruega y Dinamarca las 40 fueron regresadas. A manera de actualizar el experimento, TV2 (canal de TV danés)  hizo el mismo experimento en el 2010 en Copenhague, pero no se pudo terminar, pues en el momento en que se caían las carteras, corrían a regresarlas.

Pero la confianza no es sólo un tema social. Tiene fuerte influencia en la economía: se estima que la confianza en Dinamarca le ahorra al sistema de justicia 15,000Kr ($36,000 MXN) por persona al año. Además, si  hay confianza en la sociedad, menor necesidad de burocracia, y por lo tanto menores costos de transacción. Entre empresas también es fundamental; comparten sus conocimientos y secretos entre ellas. Se dice que la industria de turbinas eólicas creció así en los 70, para convertirse hoy en la líder mundial.  Las industrias que requieren trabajadores muy calificados también se benefician: a mayor necesidad de trabajo calificado, mayor la dificultad de monitorear, por lo tanto la confianza se vuelve fundamental. Por eso países con alta confianza como Dinamarca, Finlandia y Suecia atraen muchas empresas farmacéuticas y de electrónica. De hecho Dinamarca, dado que no tienen mucho que exportar, vende esa confianza como capital humano. Christian Bjornskov, profesor de la Universidad de Aarhus, dice: “That´s what German businesses see in us. They have realized that it is cheaper to employ highly skilled workers here”. Pero entonces, ¿de dónde viene esa tendencia a confiar?, ¿viene inmersa en el cerebro danés?, ¿es un legado de su terrible pérdida de territorio?, ¿fueron los vikingos?, ¿es por su estado de bienestar? No se tiene una respuesta única; al parecer es una combinación de todas ellas.

Bjornskov dice que los niveles de confianza viene de años anteriores a las guerras mundiales, y que la cohesión social y la confianza dieron paso a que se pudiera instalar el sistema de bienestar: “Si quieres redistribuir la riqueza, es más fácil en una sociedad con altos niveles de confianza, porque se tiene la certeza de que se usará eficientemente”. Agrega: “Dinamarca tiene poca desigualdad y la mayor felicidad, pero si hubiera una correlación, esperarías que fuera lo mismo para otros países con baja desigualdad, pero no lo es; va más allá de eso”.

Bjornskov estudió los niveles de confianza en los estados de EUA. Minnesota tuvo los más altos, y es casualmente el estado con más inmigrantes escandinavos. Incluso Milton Friedman ha llegado a hablar de esto: un sueco de izquierda le dijo una vez que en Suecia no tenían pobreza; Friedman contestó: “Qué interesante, porque en EUA, entre los suecos, tampoco tenemos pobreza” dándole a entender que el éxito de su país se debía más a su cultura y genes que a sus políticas sociales.

Como en todo, siempre hay dos caras de la moneda. El profesor Ove Kaj Pedersen de la Copenhaguen Business School dice que los niveles de confianza vienen del estado de bienestar que el gobierno promueve: “Confías en el vecino porque sabes que paga los mismos impuestos que tú, y sabes que cuando él se enferma, le dan el mismo tratamiento que a ti. Confianza es saber que independientemente de la edad, sexo, riqueza, clase social o religión, tendrás las mismas oportunidades que tu vecino. No tienes que competir contra él o tenerle envidia. No tienes que aventajarte para ganarle. El estado de bienestar es la innovación más importante de cualquier país después de la posguerra. Antes de ellas, Dinamarca  estaba muy dividida: 25% de la población tenía los más altos ingresos, y otro 25% los más bajos; ahora tenemos 4% en los máximos, y 4% en los mínimos”.

Wilkinson y Pickett, epidemiólogos, usando datos del BM, observaron la directa correlación entre desigualdad de ingreso y problemas sociales como obesidad, crimen, abuso de drogas, enfermedad mental, depresión, estrés, etc. Observaron que EUA, Reino Unido y Portugal (países con menor igualdad), donde el top 20% gana hasta 9 veces más que el último 20%, son los países más afectados por este tipo de enfermedades sociales. Concluyen diciendo que la desigualdad germina estrés tanto en ricos como en pobres, y que el bienestar de la población es interdependiente (dependen unos de otros). Sin embargo la correlación directa no implica causalidad. Pero si su teoría es real, entonces  el país más feliz del mundo debería de ser aquel con mayor igualdad, pero ese no es el caso: Dinamarca ocupa el 6to lugar en igualdad. Aunque quizás esa diferencia de 5 lugares  se deba a la subjetividad de la palabra “felicidad”. Como dice Michael Booth: “Para un estadounidense decir que no es feliz, es un fracaso. Para un japonés decir que es feliz, es ser presumido”. Pero investigar sobre eso es tarea de antropólogos, y no de economistas.
Ante esta brecha entre igualdad y felicidad, los epidemiólogos se vieron forzados a buscar nuevas respuestas, y argumentaron que los indicadores de salud son más objetivos que las encuestas que preguntan “qué tan feliz eres”. Pero Dinamarca tampoco es el modelo a seguir en el sector salud; según el World Cancer Research Foundation, tienen las tasas más altas de cáncer en el mundo (326 casos por cada 100,000). También tienen la menor esperanza de vida de los países nórdicos, y una de las tasas de alcoholismo más altas de Europa. Entonces la salud no juega un papel protagonista en la felicidad humana.

Ante tanta incertidumbre sobre las razones de que los daneses sean tan felices, Michael Booth ofrece una respuesta: una vez que la sociedad sobrepasa un cierto nivel de igualdad, lleva a rendimientos decrecientes de felicidad, y por lo tanto otros factores toman mayor importancia en la determinación de la felicidad de la población.

Impuestos:
Aunque ya escribí en notas anteriores sobre el sistema impositivo, repaso algunos y escribo  nuevos para recordar los costos que implica el estado de bienestar:

Los daneses son los que más pagan por comprar bienes en tiendas (42% más que el promedio de Europa), los que más pagan por autos (180% sobre el valor del auto, y el petróleo está gravado con 75%), los que más pagan por comer en restaurantes (150% más), etc. En cuanto al ISR, el impuesto base es de 42%, pero puede llegar hasta 56%. Si se es dueño de una casa, 5% del valor de ésta se va a impuestos de propiedad. Según un reporte de Deloitte, si se toman en cuenta costos de crédito, agua, calefacción, mantenimiento y demás, los daneses pagan 70% más por tener una casa que el promedio europeo. Y si usas electricidad, se añade 76.5% a la cuenta. Por si fuera poco, el IVA es de 25% y está grabado en todo, desde comida hasta libros. Entonces, entre impuestos directos e indirectos se obtiene una cifra que va desde el 58% hasta el 72%; o sea el danés puede decidir sobre 1/3 de sus ingresos.

Y no, no ganan en la misma proporción. Están en 6to lugar de la OCDE en ingresos brutos, detrás de EUA e Irlanda por ejemplo.

Aunque defiendan los altos impuestos como perros (sería ilógico no hacerlo si más de la mitad de la población trabaja en el sector público), no pasan desapercibidos para Laffer:

La curva de Laffer nos dice que si la carga impositiva aumenta, aumentará la recaudación, pero pasado un punto máximo, la gente dejará de pagar impuestos, y a medida que los impuestos crezcan, menos gente pagará, y la recaudación caerá:

 

Y cuando la gente deja de pagar impuestos surgen los mercados negros, y los daneses, sorprendentemente, son fans de ellos. Según la Rockwool Foundation Research Unit, más del 50% de los daneses reportaron haber comprado bienes o servicios sin pagar impuestos (generalmente a turcos) en el último año. Otro 30% admitió que comprarían si una oferta decente se les hubiera presentado. Ove Kaj Pedersen dice que es un dato conocido por el gobierno, pero así mismo ignorado; destruir el mercado negro aniquilaría al sector privado, pues está hecho de empresas muy pequeñas que van de 5 a 7 empleados. De hecho, el 76% de las compañías danesas tiene menos de 19. Hacerse de la “vista gorda” resulta más sano e inteligente para la economía.

Otro factor que quizás sea causa de la felicidad danesa es la deuda privada, donde ocupan el primer lugar mundial. Los daneses deben, en promedio, 310% de su ingreso anual, más que el doble del portugués o español, y el cuádruple de los italianos. “Porqué ahorrar si todo lo paga el estado?” es la lógica danesa. No se tienen que preocupar por ahorrar, la salud y educación ya la tienen garantizada; sólo consumen. Además, Dinamarca tiene el sistema de pensiones más grande del mundo, y un seguro de desempleo extraordinario: 90% del último sueldo, con duración de hasta dos años. Los daneses apodan a éste sistema “Flexicurity”, haciendo alusión a la flexibilidad que tienen las empresas de despedir a la gente sin necesidad de previo aviso y con poca compensación, junto con la seguridad que el mercado laboral ofrece en tiempos de desempleo. En términos más económicos: prácticamente no tienen restricción presupuestaria, por lo tanto la utilidad es altísima (en economía utilidad y felicidad es básicamente lo mismo). ¿Qué otra razón quieren para  no ser felices?

Leyendo esto puede parecer que los impuestos son hermosos, ¿no? Bueno, se quedan cerca de serlo cuando son usados eficientemente por el gobierno, pero no terminan de serlo porque sacrifican productividad. En el 2013 un estudio reveló que los daneses estaban trabajando incluso menos de 29 horas a la semana, o sea alrededor de 1550 horas al año, o sea 190 horas menos a la semana que el promedio de la UE! Sólo a manera de confirmarlo, la Rockwool Research Fund registró la actividad de empleados en diversas empresas danesas cada 10 minutos para comparar lo que decían que trabajaban vs lo que en realidad hacían. El estudio reveló que la mayoría de los daneses son flojos, y que mentían sobre ello. También reveló que a niveles más altos, menor productividad; los CEO´s resultaron ser un descaro. Aunque horas hombre no signifiquen necesariamente productividad, sí están en alguna proporción relacionadas, y más si se tratan de 190 horas menos por persona laborando. Y es que la economía nos lo dice una y otra vez: todo es incentivos. “¿Para qué trabajar más duro, si sólo pagaré más impuestos?” Dinamarca se ha hecho víctima de su propio éxito.

Escribí brevemente sobre el concepto “hygge” en mi nota pasada, pero retomaré nuevamente para explicar los efectos que tiene en la sociedad y en la economía:

Hyyge define un estado de relajación, informal, de amigos, con vino, fogatas, velas y cervezas; es el “estar a gusto” en su máxima expresión. Pero la palabra esconde un secreto: dado que la idea es estar en confianza y relajados, no se deben tocar temas políticos ni controversiales; y como se busca el hygge lo más posible, pocas veces se hablan de temas profundos e importantes. Es una forma en que los daneses ponen una barrea entre ellos y el resto del mundo, para sentarse cómodos a beber vino y comer chocolates. Es la mejor manera de desviar temas controversiales o incómodos. Platiqué del caso Ayotzinapa, y fui tan ignorado como los padres de los estudiantes. Hoy en día esa pasividad de los daneses es preocupante, y Bjornskov no deja de mencionarlo; se le preguntó qué era lo que más temía sobre el futuro de Dinamarca, y contestó: “La complacencia. Tenemos éste problema masivo con el estado de bienestar, pero la gente sólo se sienta y espera a que el problema desaparezca (influencia del “hygge”). Tengo miedo de que nos continuemos mintiendo, haciéndonos creer que somos más listos, ricos y felices que el país vecino, hasta el punto en que acabemos como los griegos.”  El hygge es un ejemplo de cómo los eventos sociales influyen en la economía de un país.


¿Qué los hace felices? La pregunta queda sin una única respuesta. Hay varios datos que pueden guiar a ella: la igualdad de ingresos, la igualdad de género, la falta de corrupción, la alta confianza entre la sociedad, su historia (y la influencia que tiene en su mentalidad), el estado de bienestar, su postura ante la deuda privada, las pocas horas que trabajan y su bajo estrés laboral que el sistema “flexicurity” ofrece, la sociedad y su vocablo (hyyge), la igualdad de oportunidades (en educación principalmente), seguridad (2° país más seguro del mundo), etc. Lo interesante es que hay pruebas que demuestran con correlaciones que algunas de éstas variables, tomadas individualmente, no concuerdan con los resultados de la felicidad. Por lo tanto podemos decir que se trata de un modelo multivariado (de múltiples variables). Es una mezcla de tanto cosas buenas como malas, pero que ambas añaden una pisca a la receta. Es una combinación de un sinfín de ingredientes, un compuesto que no requiere orden y que por tanto es flexible, que puede incluir cientos de ingredientes y no incluir otro centenar, y aun así puede llegar al mismo resultado, porque el resultado no es único, y si no lo es, entonces debe de tener distintas definiciones, pero no las tiene; todos la llamamos felicidad, pero todos la vemos distinta, porque es una palabra tan delicada que está sujeta a juicios distintos; “cada cabeza un universo”, dicen. Llamémosla como la llamemos, en el idioma que sea, pero todos sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de ella. Curioso, ¿no? En pleno siglo XXI, estando todos interconectados a todo momento, y no hemos logrado ponernos de acuerdo sobre su definición. No hemos logrado fijar una única descripción sobre lo que nos es más importante como especie humana, sobre lo que es para muchos la razón de ser. Claro es que lo hemos intentado; genios, pensadores e intelectuales lo han abordado, y aun así millones difieren. Hemos encontrado funciones de utilidad que se le asemejan, pero aún nos da miedo llamarla “función de felicidad”. Quizás no sea necesario definir. Quizás baste con sentirla. Pero ante tanta incertidumbre hay algo de cierto en todo: eso que gozan los daneses, y en general todos los escandinavos, es bueno, y es sin duda mejor que tener delincuencia, corrupción, desigualdad y violencia. Eso que tienen los nórdicos no los tienen las economías BRIC, ni el “Mexican Moment” que tanto se ha prometido, tampoco los tigres asíaticos, ni EUA con su capitalismo de libro, eso existe sólo en el muy norte de Europa, y si queremos tener algo similar, debemos de voltear a verlos, porque ahí, ahí en esas tierras frías, mojadas y nubladas, es donde está la gente que se ha acercado más a encontrar la definición de felicidad, la que tantos siglos hemos buscado, por la que hemos muerto y enloquecido, por la que vivimos.

Referencias:

1.- Booth, Michael. The almost nearly perfect people. London: Jonathan Cape, 2014.
2.- Helen Dyrbye, Steven Harris, Thomas Golzen. Xenophobe´s guide to the Danes. Ed. Catriona Tulloch Scott. Kobenhavn: Xenophobe´s, 2013.