Esta semana publicaremos la nota de opinión titulada: "Economistas: ¿Qué es lo que hacen y pretenden estudiar?", escrito por la Dr. Grisel Ayllón Aragón. Ella es economista por parte del Tec de Monterrey Campus Ciudad de México, y maestra y doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ella ha dado clases en el ITESM CCM de teoría microeconómica (consumidor y productor), organización industrial, crecimiento económico, principios de microeconomía, teoría de juegos, etc. Es una excelente investigadora y sus principales áreas de interés son la elección social, la economía política, y la teoría de juegos. Para mayor información sobre su experiencia profesional, educativa, de investigación, y demás, favor de visitar:
https://sites.google.com/site/ayllongrisel/home
Artículo escrito por la Dra. Grisel Ayllón Aragón.
No importan las creencias que profesemos, si seamos optimistas o
pesimistas sobre el futuro o sobre lo que nos deparan los tiempos venideros.
Cada día nos enfrentamos a disyuntivas, desde las más simples hasta las más
complejas, sobre las cuales se debe tomar una decisión.
Podemos encontrar distintas actitudes ante las decisiones:
personas firmes en lo que dicen, quienes tardan más en meditar las consecuencias,
quienes sin pestañear ya están dando su dictamen… hasta aquellos quienes optan
por poner la palabra final en boca ajena queriendo construir una cortina de
humo sobre la responsiva de sus actos. Finalmente, se decide entre un conjunto
de alternativas disponibles, y una de ellas es pasar la estafeta al siguiente
jugador aunque este se llame la “aleatoriedad de la naturaleza”.
¿Cómo tomamos decisiones? ¿Estamos decidiendo lo correcto? ¿Qué es
lo correcto? Si una decisión personal puede quitarnos el sueño y lograr que el
“yo” y el “super yo” enfrenten una batalla a muerte, ¿cómo imaginarnos que las
decisiones colectivas puedan ser más sencillas?
Las decisiones se basan sobre las preferencias individuales. Ahora sí que cada quien sufre porque quiere
(y por las decisiones que ha tomado al momento). Más allá de tomar decisiones
para lograr lo que al momento pensamos que es lo mejor, nuestras decisiones y
nuestras preferencias tienen repercusiones más amplias.
Si decido trabajar mucho o poco, finalmente el resultado no es un
impacto directo en mis ingresos, sino en el producto que el país está
generando. Si alguien decide invertir, comprar un bien, ver menos televisión,
cambiar su consumo de refresco por agua natural, casarse, divorciarse, tener
hijos, votar por el PRI, el PAN o el PRD... Toda decisión es un acto económico:
asignación de los recursos.
Quienes juzgan nuestra profesión y argumentan que vivimos en una
sociedad en decadencia donde el consumo es el motor de nuestras decisiones
tiene total razón e infinita estupidez al formar conclusiones. El consumo es la
acción de utilizar (asignar) bienes para satisfacer necesidades o deseos. Así
que el individuo tiene la libertad y la capacidad de consumir ocio, tiempo en
familia, recreo, alimento, ropa; es decir, todo tipo de bienes tangibles e
intangibles (sujetos a restricciones físicas, monetarias o temporales). Sin
importar el sistema económico al cual se esté refiriendo, necesitamos consumir
y entender los mecanismos por los cuales se toman dichas decisiones y así
lograr resultados mejores.
Así que reitero mi pregunta, ¿qué están estudiando?
Mi respuesta es simple y sencilla: estudian las decisiones de los
individuos y sus consecuencias.
Al final de esta reflexión, siempre termino con una duda que después
de 15 años sigo sin poder contestar: ¿entonces de qué sirve la macroeconomía?
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