Un vistazo a las causas del mercado laboral infantil
Artículo escrito por Alejandro Limón Portillo
Está de moda hablar de
competitividad. Cuando en México se anunció que habría una reforma en
telecomunicaciones todos se pusieron felices pues Carlos Slim podría por fin
bajar los precios de sus servicios telefónicos. “A mayor competencia, menores precios” fue el argumento que todo
mexicano tenía en boca, ya que todo México es territorio Telcel, ¿no? Había
llegado lo que todos estamos esperando por años; rogábamos por más competencia
que nos trajera mayor calidad y dinero a nuestros bolsillos. “Pero, ¿por qué les tomó tanto tiempo a las
autoridades abrir a la competencia ciertos sectores, si todos nos vemos
beneficiados de dicha apertura?” Como buen economista (y quizás
aguafiestas, algunos argumentarán), Andrei Shleifer escribió sobre los costos
de crear mercados competitivos, para hacernos saber que no todo es color de
rosa. Ésta nota será la primera de una serie que tratará más a detalle sobre la
relación ética vs competitividad. Así
mismo expondré los principales costos de tener un mercado abierto, y al final el
lector decidirá si la relación es mutuamente excluyente. En ésta ocasión, la
nota trata de cómo las empresas, ante la presión de la competencia, recurren a
reducir costos contratando niños.
Mercado laboral infantil
Propón trabajo infantil en alguna
de las economías avanzadas y tu nuevo hogar será la prisión. ¿La razón
económica? El libre acceso al mercado de capitales y a las oportunidades
educativas, las cuales existen en la mayoría de los países desarrollados,
resultando en que dichas sociedades sea innecesaria e imposible la
participación de niños en el mercado, ya que probablemente el niño esté
estudiando.
Sin embargo, si se le pregunta a
un campesino de Oaxaca qué puede hacer para aumentar su ingreso, responderá que
un “chamaco” más. En zonas marginadas
la función de los hijos es ser meramente capital humano: un par de manos y
piernas extra que pueden fabricar manufactura, traer agua, recolectar vegetales
y frutos, entre otras cosas. Además, cuando la alternativa a que los niños
trabajen es la malnutrición y el consecuente surgimiento de enfermedades,
entonces no parece la peor de las ideas mandarlos a trabajar. Si es de interés del lector, recomiendo
AMPLIAMENTE ver el documental “Los
Herederos”, dirigido por Eugenio Polgovsky, donde demuestra muestra el
papel de los niños en el campo mexicano. El link al tráiler es el siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=fDyiISiXpHE
.
Uno de los factores principales que
determinan el que los padres decidan mandar o no a sus hijos a trabajar es la
competitividad de los mercados. A continuación una breve descripción del
funcionamiento del mercado laboral infantil:
DEMANDA DE NIÑOS:
Por la misma razón por la que una
empresa contrata un becario en vez de a un profesional, una empresa contrata a
niños en vez de a adultos: es más barato. Si se reducen los costos por contratar a
sueldos más bajos, entonces se puede vender el producto/servicio a un precio
menor que le ganaría la demanda a la competencia. Ante un escenario
competitivo, si las empresas quieren sobrevivir al mercado, deberán contratar
niños para tener precios a la par de la competencia.
OFERTA DE NIÑOS:
Si los padres obligan a sus hijos
a trabajar con el fin de obtener beneficios (mayores ingresos se traducen en
más alimento), la competencia entre familias se intensifica, y se fuerza a más
niños a entrar al mercado laboral.
La magnitud de la oferta laboral
infantil depende de distintos factores, dentro de los cuales destacan tres:
- a. El valor que tiene la educación para los niños/padres.
- b. Oferta educativa existente.
- c. Si el mercado de capitales está lo suficientemente desarrollado para que sea más barato pedir prestado que mandar a los niños a trabajar.
En cuanto al inciso a), se tiene un estudio dela
OCDE, publicado en el 2014, que revela lo siguiente:
El cuadro muestra las
ventajas salariales que trae estudiar el nivel terciario (universidades,
institutos técnicos, etc) vs estudiar nivel secundario (secundarias y
preparatorias). En Chile, ganará más del doble (casi triple) un egresado de
universidad que uno de secundaria/preparatoria. Los últimos cinco lugares los
ocupan los nórdicos, entre otros países, donde como hemos visto en mis notas
anteriores, los niveles educativos son tan altos que la graduación de un
estudiante con “tertiary education”
no es tan valuada como en países donde hay escasez de personal capacitado, y esto
es lo que determina la diferencia salarial.
Sólo para aclarar: el orden
descendente de la tabla no significa menor desarrollo, sino lo contrario.
Afortunadamente los últimos
países de la lista son tan avanzados que el que la diferencia en salarios sea
poca entre estudiar “secondary” y terciary education” no los incentiva a
mandar a sus hijos a trabajar. Además de que probablemente existan leyes
robustan que lo prohíban, existe un nivel de igualdad económica (por lo menos
en Dinamarca) tan equitativo que la gran mayoría de la población tiene un alto
calidad de vida, nulificando la necesidad de mandar a los niños al mercado
laboral para tener ingresos extra.
Para los países que lideran la
lista, la valuación de la educación es alta, sin embargo la posibilidad de
pertenecer a la “tertiary education” debe ser baja y complicada, pues son pocos los
que la consiguen, y por lo mismo son altamente pagados en comparación a los que
tienen educación secundaria. El hecho de que quizás resulte complicado estudiar
el nivel terciario, hace que los padres vean difícil el objetivo, y por lo
tanto renuncien a lograrlo y manden en vez a sus hijos a trabajar. Es por eso
que Chile, 1ero de la lista, tiene 229,000 niños laborando (2013), y Brasil,
quien le sigue, tiene más de 5 millones haciéndolo también, según la
Investigación Nacional por Muestra de Domicilios (PNED por sus siglas en
portugués).
Es decir, la valuación a estudiar
es tan alta que resulta en ser muy difícil de alcanzar. Por el contrario, en
los países nórdicos (ubicados los tres en los últimos cinco lugares de la
lista) la educación no sólo es gratuita y de alta calidad, sino que además el gobierno
ofrece generosas becas mensuales a los estudiantes. Así, se consigue que la
gran mayoría de la población esté muy bien capacitada, que todos tengan título,
y que por lo tanto la diferencia salarial (y la desigualdad económica por ende)
sea mínima. De igual manera el estudiante tendrá todos los motivos para
estudiar, ignorando por completo la remota posibilidad de trabajar desde niño.
En el caso del inciso
b) , la cantidad y calidad de la oferta educativa juega un papel importante
en la decisión de estudiar o trabajar. Para ejemplificar lo dicho, qué mejor
que hacerlo con datos empíricos:
Pearson (del Financial Times) junto con The Economist Intelligence
Unit, hicieron un ranking de calidad educativa de diversos países del mundo.
Comparemos los primeros y los últimos cinco de la lista junto con el “Child labour index 2014” hecho por
Maplecroft, para ver la relación existente:
El primer lugar en calidad educativa lo lidera Corea
del Sur, seguido por Japón, Singapur, Hong Kong y Finlandia. De igual manera, los últimos cinco son
Colombia, Argentina, Brazil, México e Indonesia, respectivamente. Dichos países tienen la siguiente
calificación en el índice de trabajo infantil:
PAÍS
|
RANKING EN CHILD LABOUR INDEX 2014
|
Corea del Sur
|
Low risk
|
Japón
|
Medium risk
|
Singapur
|
Medium risk
|
Hong Kong
|
High risk
|
Finlandia
|
Low risk
|
Colombia
|
High/extreme risk
|
Argentina
|
High risk
|
Brazil
|
High/extreme risk
|
México
|
Extreme risk
|
Indonesia
|
Extreme risk
|
l Aunque Maplecroft hizo el índice
en cuanto al riesgo que tiene el trabajo infantil en los países, y no por el
país con mayor número de niños laborando, sí nos sirve, pues a mayor cantidad
de menores trabajando, mayor riesgo de sufrir daños (datos que sí tenemos).
Lo ideal para conocer la
correlación entre dichas variables hubiera sido correr una regresión, pero no
fue necesario, ya que la simple tabla nos deja ver el tipo de relación que
existe entre ambas: en los primeros 5 países en calidad educativa se tienen 2
países con bajo riesgo, 2 en mediano y 1 en alto. En los últimos 5 países se tienen 1 en alto riesgo,
2 en alto/extremo y 2 en extremo.
El resultado es el siguiente: ante menor calidad educativa ofertada,
mayor el riesgo de que un niño sufra daños trabajando. Y en el caso de México la cantidad también
juega un papel importante. Cuando el 92% de los solicitantes a la UNAM son
rechazados (2012), ¿qué incentivo se tiene a estudiar? Al año (2012) 115,837
estudiantes al año fueron rechazados; y cuando los recursos son escasos, como
es el caso de muchas familias mexicanas, el costo de oportunidad de estudiar,
con el fin de poder algún día entrar a la UNAM (descarto por obvias razones a
las universidades privadas), son altísimos. No los culpo.
En cuanto al inciso
c), la importancia de un mercado de capitales fuerte y sano también juega
un papel fundamental en la determinación de la oferta de niños en el mercado laboral
de menores: si las tasas son accesibles para las familias, entonces preferirán
pedir dinero antes que mandar a sus hijos a trabajar.
Según la ENIGH (Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de
Hogares) del 2013, el 50% de los hogares más pobres (o sea, los primeros cinco
deciles) concentran sólo el 20.4% del ingreso corriente de México, y el decil
más rico casi el 35%. En una economía con ésas características, a los dueños de
microcréditos no les es necesario ofrecer tasas bajas para atraer clientes,
pues ésos no faltan. Por eso es que México es el país que los vende más caros
dentro de Latinoamérica, a una tasa promedio de 63.1%, mientras que en el centro y sur del continente la media es de
28.3%.
¡Aguas! No estoy diciendo que las tasas las deba regular el
gobierno. Simplemente expongo las
condiciones a las que se ve sometida una familia cuando observa tales tasas en
el mercado; mercado al que probablemente sea al único que pueda acceder, pues
fuera de los microcréditos difícilmente puedan encontrar lugar.
Éste es simplemente el caso de México donde,
como podemos ver en gran parte de los cruces de calles, hay niños vendiendo chicles,
haciendo malabares, escupiendo fuego, limpiando parabrisas, etc. Y esto sin
contar a los miles empleados en el campo, como se puede observar en el
documental “Los herederos” . Quizás,
solo quizás, si se tuviera un acceso más amigable a los microcréditos, las
familias pobres tendrían mayores ingresos, haciendo innecesaria la oferta de
niños al mercado laboral.
El mercado laboral de menores es un asunto complejo y
profundo, con muchos factores de por medio que van más allá de los económicos.
Creo que para comprenderlo de lleno y así poder erradicarlo, habría que hacer
un sólido estudio multidisciplinario, sin embargo este es un blog de temas
económicos, y por eso sólo nos concentramos en ésos factores. Lo que es un
hecho que nos compete a todos, independientemente del área de estudio, es que
un niño que hoy trabaja y no estudia, será mañana un adulto insuficientemente
educado y formado, que pasará irremediablemente a las filas de la pobreza,
donde en la búsqueda de sobrevivir procreará hijos que le proveerán de ingresos…
Como dije al inicio, Andrei Shleifer escribe sobre otros
efectos que la competitividad de mercados tiene en la sociedad, y cómo quizás
fuerza a empresas a hacer actos no éticos. Cabe aclarar que Shleifer solamente los
expone con un breve análisis del que yo me base para complementar con ideas propias;
es decir: lo escrito en éste artículo no quiere decir que Shleifer lo haya
dicho y que por lo tanto esté de acuerdo con esto.
REFERENCIAS:
1.- http://www6.rel-uita.org/internacional/ddhh/5_millones_ninios.htm
6.- http://www.elfinanciero.com.mx/economia/mexico-con-los-microcreditos-mas-caros-de-america-latina.html
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