martes, 7 de abril de 2015

Seamos consistentes


Artículo escrito por Alejandro Ruiz Ortega

La racionalidad es un supuesto de suma importancia dentro de la ciencia económica. Incluso, se puede considerar que la racionalidad de los agentes es EL supuesto de la economía.
     El Diccionario de la Real Academia Española define a la racionalidad como la cualidad de lo racional, es decir, aquello que pertenece a la razón. Y una definición que nosotros intuitivamente podríamos dar, es que la racionalidad hace referencia a aquello que es lógico, lo que te va a brindar un beneficio, sí y solo sí actúas de una forma determinada. Por lo tanto, cuando un agente es racional, este ha de enfrentarse ante un problema de optimización.
     Pero las personas pensarían, ¿qué se quiere maximizar? o ¿qué se desea minimizar? Pues esto es algo muy sencillo, pero es necesario verlo de una manera intuitiva. Las preferencias le generan utilidad al consumidor, y al mismo tiempo, esta utilidad se obtiene a través de la compra de canastas de consumo, por lo tanto, nuestras variables a tratar son: 1) Utilidad y 2) Gasto. Dentro de estas variables, ahora ya se puede apreciar con mayor claridad lo que se desea maximizar (la utilidad) y lo que se desea minimizar (el gasto).
     Pero antes de poder llegar a este problema de optimización, definamos cómo se representa la racionalidad de las preferencias. Para hacer esto, utilizamos axiomas, los cuales indican propiedades perceptibles de las preferencias, que nos van a garantizar que las preferencias que se están tratando se puedan modelar con una función de utilidad; también nos permiten asegurar la racionalidad de los agentes económicos. Existen tres axiomas que son básicos para el estudio de las preferencias, los cuales nos permiten clasificarlas como:
  1. Completas: Para cualquier canasta que pertenezca al espacio de consumo del individuo se debe poder establecer una relación.     
  2. Reflexivas: Una canasta de consumo debe ser preferida o indiferente a sí misma. 
  3. Transitivas: Si tenemos tres canastas de consumo, digamos x1, x2 y x3, entonces si x1 x2, x2 x3, entonces se puede concluir que x1 x3.

     Pongamos un ejemplo ahora para que se entiendan mejor estos tres axiomas. Supongamos que tenemos nuestras canastas de consumo x1, x2 y x3. Si las preferencias son completas, nuestro axioma nos pide que se pueda establecer una relación de preferencia entre las distintas canastas de consumo. Por lo tanto, podemos decir que x1 x3, x1 x2, x3 x2 y cualquier otro tipo de preferencia que se desee poner. Incluso, podemos decir que x1 x1, ya que es importante leer en el axioma que no existe restricción de que las canastas de consumo a comparar sean diferentes. Pero este último ejemplo nos lleva a nuestro segundo axioma, el cual nos dice que una canasta de consumo tiene que ser preferida o indiferente a sí misma. ¿Qué lógica encontramos aquí? O, ¿por qué alguien habría de considerar una misma canasta de consumo mejor que esa misma canasta? Para este caso, pensemos en una situación donde el individuo únicamente tiene un bien dentro de su canasta de consumo. Supongamos que el consumidor (un universitario) tiene un boleto de cine para la película que había esperado por tanto tiempo. Describamos dos situaciones: 1) Nuestro individuo está de vacaciones, por lo que no tiene presiones de tareas, proyectos ni trabajo y 2) Este estudiante tiene el boleto para su película, que cae justamente en el día en que, debido al estrés de sus labores, se siente demasiado cansado para ir al cine. ¿Qué se puede apreciar de estas dos situaciones? Definitivamente el mismo bien le genera distinta utilidad en ambas situaciones. Por lo tanto, el mismo bien puede ser preferido sobre sí mismo.
     El tercer ejemplo necesita un poco más de atención. Es muy importante lo que el axioma nos indica: x1 x2, x2 x3  entonces, x1 x3. Para ver cómo funciona, modifiquémoslo y digamos que x3 x1, pero dado que x1 x2, x2 x3  entonces, x1 x3, apreciamos una contradicción, por lo que podemos ver que la transitividad implica que el consumidor debe saber cómo hacer un ranking al momento en que tenga tres o más canastas de consumo, porque si no lo hace, entonces existirá una cadena infinita de preferencias.
     Usted estimado lector, ¿qué opina al respecto de esto? ¿Cree que estos axiomas crean una buena aproximación de la racionalidad? Sin duda alguna es algo en lo que se puede meditar con profundidad, porque, realmente estos axiomas, como ya se mencionó, ayudan a los economistas a ver a qué tipo de preferencias se están enfrentando. Pero, seguramente existen situaciones en las cuales algún axioma se rompe, por lo que incluso el economista puede parecer que es muy estricto. ¿O será acaso que estos tres axiomas son suficientes para afirmar que un individuo es racional?
     Yo en estos momentos, quiero comentarles a todos nuestros lectores algo, que en mi opinión, es lo más importante que deben saber respecto a la racionalidad: esta implica que seamos consistentes con nuestras elecciones. ¿Ahora, suena esta última frase algo más razonable o lógico respecto a la racionalidad? Puede ser. Pero por último estimados lectores, les pido por favor que no se pierdan la continuación de este artículo dentro de cuatro semanas, ya que en la próxima entrega, estaré tratando dos axiomas más, los cuales podrán crearnos un panorama más grande sobre la racionalidad de los consumidores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario