En algunas ocasiones la amenaza desde un punto de vista estratégico es
una excelente forma de lograr un fin determinado, ¿pero cuál es el elemento que
hace que una amenaza pueda surtir efecto? Sin lugar a dudas el elemento que
hace efectiva a una amenaza es la credibilidad a la hora de realizarla;
supongamos por un momento que mientras caminamos por la calle, un individuo
armado con una bomba de mano, nos amenaza con explotarla si no le damos digamos
$1000 pesos que traemos en el bolsillo, ¿Qué deberíamos hacer en esta
situación?, la respuesta es sencilla, en primer lugar hay que pensar que al
individuo que nos amenaza, no le interesa hacer explotar la bomba más que el goce
que le proporcionaría obtener los $1000 pesos (de darle mayor satisfacción el
explotar la bomba que los $1000 pesos, simplemente explotaría la bomba desde un
inicio), tomando a consideración lo anterior, la respuesta de nuestra parte
debe ser hacer caso omiso de la amenaza (debido a que no es creíble su
ejecución) y seguir de largo.
El área de la Economía encargada de
analizar situaciones estratégicas como la antes descrita es la Teoría de
Juegos, lo cierto acerca de la Teoría de Juegos es que como herramienta para
modelar situaciones estratégicas, ha llegado a tal grado de complejidad que
algunos de sus elementos más intuitivos (rescatables para nuestra vida diaria)
se pierden de vista, incluso para varios economistas; una de las cualidades que
posee todo equilibrio de una situación estratégica analizada por la Teoría de
Juegos, es que la amenaza de realizar una acción que se aparte del equilibrio
no resulta creíble (por ende no tiene efecto) por ejemplo la amenaza de un oligopolista
a otro de comenzar una costosa guerra de precios si su rival no acepta por
completo su dominio del mercado (teniendo ambas empresas el mismo poder) no
resulta creíble, dados los altos costos de la guerra de precios y los
beneficios nada despreciables que ambas empresas tendría fijando precios no tan
agresivos.
Desde la perspectiva de Teoría de Juegos una
amenaza es un conjunto de información que emite un emisor a un receptor, en la
vida diaria una amenaza juega el mismo papel, sin embargo dada la incertidumbre
a la que nos enfrentamos normalmente, no nos permite discernir por completo las
amenazas creíbles de las que no lo son, es aquí donde entra uno de los
paradigmas de la Teoría de Juegos, que es el hecho de que como agentes no
siempre estamos mejor al poseer más información, la lógica es sencilla si
estamos en una postura de desventaja estratégica y nuestro competidor sabe que
conocemos nuestra desventaja y a la vez nosotros sabemos que él sabe de nuestra
situación, nuestras acciones pueden ser más conservadoras que al estar en una
situación donde el rival tiene completo conocimiento de que nosotros
desconocemos nuestra situación estratégica y por ende el conocimiento por parte
del rival a nuestra ignorancia brinda los elementos suficientes para hacer
creíble una amenaza de nuestra parte y nos coloca en una mejor posición para
negociar.
El hecho de no poseer información
puede ser de igual utilidad para realizar una amenaza como la acción de
desprendernos de alguna de solución alterna al problema, a este concepto lo
llamaremos “Quemar las naves” para
retomar el concepto de los economistas Dixit y Nalebuff en su libro “Pensar Estratégicamente”, quienes
adoptan el nombre por la estrategia de Hernán Cortés al desembarcar en Veracruz
en territorio hostil y con una tripulación de dudosa lealtad, pues en 1519
Cortés literalmente quemó sus naves y con ello cualquier posible vía de escape
para su tripulación, dando a entender a sus rivales que su proyecto iba en
serio.
Quemar las naves no siempre es una alternativa
para mejorar la postura de negociación, sino que existen ocasiones en las que
simplemente no está en nuestras manos hacer creíble una amenaza (como el sujeto
con la bomba), en estos casos puede ser útil simplemente deslindarnos del poder
de cumplimiento de nuestra amenaza, estableciendo mecanismos fijos o
automáticos de respuesta (por ejemplo un dispositivo que desactive la bomba al
insertarle los $1000 pesos de nuestro bolsillo), generar la posibilidad de un
peligro inminente que no se controla del todo hasta que el competidor ceda, es
la idea reunida en el concepto de “Funambulismo
Estratégico” enunciado por Thomas Schelling (ganador del premio nobel en
2005). El Funambulismo Estratégico ha sido acuñado en las situaciones de
conflicto como un medio para lograr la cooperación entre las contrapartes, el
ejemplo por excelencia de funambulismo estratégico son las tenciones impuestas
por Estados Unidos a Cuba durante la Crisis de los misiles, mismas que
precipitaron deliberadamente la posibilidad de una guerra nuclear hasta que
Estados Unidos se impuso sobre su
contraparte Socialista.
El uso de mecanismos automáticos de
respuesta (como el Funambulismo) no se limita a los conflictos, pues en la vida
diaria se hace uso de contratos o reglas fijas impuestas por autoridades, sin
las cuales la amenaza de un castigo o cumplimiento, no podrían funcionar muchas
de nuestras instituciones, esta idea es tan común a tal grado que la imposición
de reglas fijas es y seguirá siendo la solución para eliminar la posibilidad de
“Incoherencia Dinámica” por parte de
las autoridades monetarias, según el conocido trabajo de Kidland y Prescott.
Una vez más la ciencia económica nos muestra sus múltiples aplicaciones.
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