martes, 30 de septiembre de 2014

Éticamente incorrecto, pero… ¿económicamente?


Artículo escrito por Sergio Jalife Pineda.

Para mis amigos activistas que decidieron que los números son prescindibles en sus causas.
Normalmente se tiene la creencia de que se puede erradicar el trabajo infantil prohibiéndolo o dedicando enormes cantidades de tiempo en útiles campañas de redes sociales para sabotear a cada empresa empleadora con base en Kuwait, Afganistán, Kirguistán y otros países de los que no tenemos mayor conocimiento que sus turbantes y sus bellísimos camellos. Sin embargo, esto implicaría que los padres de familia en los países pobres tienen la opción alterna de mandar a sus hijos a la escuela si no están trabajando. Pero ¿qué pasaría si el salario de los padres no alcanza el nivel mínimo necesario para asegurar la subsistencia de la familia y se ven forzados a requerir de manos extras en el ingreso familiar? Esta es una opción que no analizamos objetivamente.

Esta posibilidad la revisaron en 1998 Kaushik Basu y Pham Hoang Van en “The Economics of Child Labor” y la llamaron “Axioma de lujo” (díganle Luxury Axiom para causar mejor impresión). Este axioma implica que las familias solo envían a sus hijos al mercado laboral si las fuentes de ingreso en edad adulta caen por debajo de su subsistencia.

Esto lo explicaré más sencillo con el siguiente gráfico. En este, el eje de las “y” muestra los niveles de salario y el eje de las “x”, la cantidad de trabajo. La línea azul representa el salario mínimo de subsistencia y la línea naranja es la curva de oferta de trabajo.

Si empezamos del salario mínimo para subsistir (azul), cualquier nivel más alto significa que solo los adultos trabajarán, mientras que si el salario se encuentra por debajo de esta recta, los padres se verán obligados a mandar a sus hijos a trabajar, es decir, la oferta de trabajo infantil aumenta con el fin de otorgar a la familia el ingreso requerido (recta naranja de la derecha).



Ahora imaginemos que el país X-tán con este mercado de trabajo y en competencia perfecta, prohíbe el trabajo infantil (si, gracias a las campañas de Facebook). Los niños que se salen de trabajar disminuyen la oferta de trabajo total, por lo que, de nuevo, asumiendo competencia perfecta, los salarios incrementarían y los padres tendrían ingresos por arriba del mínimo necesario para subsistir. ¡Una política efectiva para erradicar este problema en una situación de múltiples equilibrios! (Entonces no tendría motivo para estar escribiendo esto.)

PERO: ¿qué pasaría en un mundo difícil de concebir que no esté tan bien equilibrado y no sea perfectamente competitivo, por ejemplo, el nuestro? ¿Y si la curva de demanda (línea negra) se ve un poco diferente, ya sea con otra pendiente o posición? Imaginemos una segunda curva de demanda paralela a nuestra demanda actual, pero unos niveles más arriba, de tal manera que no alcanza a tocar la curva de oferta de trabajo infantil. Es más, no la imaginen, veamos la línea verde.  En este caso, si aplicamos la misma política ganadora de Facebook, no causaría impacto alguno en la economía, ya que desde un inicio, el trabajo infantil no existía, pues no era necesario. Este es el caso de los países desarrollados.

Ahora imaginen una curva de demanda paralela, pero por debajo de la inicial, de tal manera que solo toca la curva de oferta laboral en la parte que se refiere al trabajo infantil (línea amarilla). Esto representaría a una economía subdesarrollada en la cual los padres no tienen otra opción que mandar a sus hijos a trabajar para poder subsistir. ¿Qué impacto tendría nuestra éticamente correcta política ahora? De hecho, incrementaría el número de familias pobres y la búsqueda de nuevas opciones laborales, pues es eso o vivir debajo de los niveles de subsistencia, cosa que no se puede hacer. Y estás magníficas opciones, en los países subdesarrollados, normalmente son trabajar en el mercado negro o actividades ilegales, en las cuales las condiciones de trabajo, especialmente para los niños, son mucho peores.

Ahora algunos dirán “¿Cómo una economía puede tener una curva de demanda laboral tan baja? Eso no es posible.” Una causa muy sencilla sería que los países desarrollados iniciaran campañas para sabotear o boicotear los productos provenientes de países con trabajo infantil. En este caso, la curva de demanda del producto bajaría a un nivel similar al de la gráfica y la consecuencia inmediata sería que los padres necesitarán mandar a más niños al mercado laboral. Pero… creo que eso no era lo que quería cuando puse ese “like”.


Seamos realistas, el mundo no es tan drástico ni tan sencillo como una gráfica con tres curvas y dos supuestos. Sin embargo, es un claro ejemplo de que las soluciones radicales, aunque parezcan “éticamente correctas”, pueden no ser la mejor política para lograr un cambio sustancial. El mundo no solo gira por los valores, también por la razón, y como un economista más les diré que mi respuesta ante este problema es simple: “Depende”.

Sergio Jalife

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