Una guía
para valuar a nuestro México
Artículo escrito por Alejandro Limón Portillo
Alguien lo
compartió en Facebook; luego salió en las noticias y algunos periodistas
importantes lo twittearon: “Dinamarca, el país más feliz del mundo”.
Al principio
leí un poco sobre la noticia y sobre el tema. Me interesó. Pero no encontraba
una respuesta real que me dijera qué hacían los daneses para ser felices.
Primero pensé en verlo por mis propios ojos, pero creí que vivirlo sería la
mejor forma de averiguarlo. Y así es como estoy cursando mi segundo mes
viviendo en Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca. Estaré aquí por
14 semanas más tratando de averiguar qué hace que unas de las razas más frías
del mundo se proclame la más feliz del planeta. Para encontrar la respuesta, o
por lo menos un intento de ella, se necesita partir de las preguntas básicas:
¿qué es la felicidad?, ¿qué hace feliz a la gente?, ¿qué tienen ellos que
nosotros como mexicanos no?
Como este no
es un blog de filosofía ni sociología, no me aventuraré a hacerle de Séneca y
darles una definición de felicidad. E incluso, aunque fuera un blog de dichas
áreas, no tengo (y estoy muy lejos de hacerlo) una definición acertada. ¿Cuánta
gente ha muerto sin saberlo?, ¿cuánta gente muere buscándola?, y ¿cuán pocos
logran vivirla y entenderla?
Lo que sí
puedo ofrecerles es el enfoque que la ciencia económica le da a la felicidad.
Como mencioné un par de párrafos arriba, estaré otras 14 semanas más viviendo
en Dinamarca, así que cada una de las notas que escriba a lo largo de este
periodo, estarán relacionadas con el tema de la felicidad social. Seis semanas
es muy poco para conocer una ciudad, su gente y sus valores, pero es tiempo
suficiente para darte cuenta por lo menos de su “epidermis”. También estoy
consciente que después de los meses restantes experimentando y conociendo a la
raza danesa, estaré muy lejos de entenderla, sin embargo confío en poder dar
una razón más sensata sobre el resultado que varios estudios ofrecen sobre su
felicidad. Así que usando información sobre el índice de la OCDE “para una vida
mejor”, otras fuentes (citadas al final de la nota), y la vida propia en
este país, trataré de averiguar si esta sociedad verdaderamente se encuentra
realizada. Los invito a leer los varios artículos que publicaré a lo largo del
semestre.
Sería
difícil para cualquiera definir la palabra felicidad. Arrastra cultura, (¿educación?), salud, ingresos,
amor, y estoy seguro que una infinidad de cosas más, pero lleva principalmente subjetividad.
¿Cómo dar una sola definición a algo que nos es distinto a cada uno de los 7
mil millones de habitantes que vivimos en la Tierra? Para unos será un
Lamborghini, para otros una bici; algunos somos felices corriendo y
sudando, otros leyendo; alguien es feliz acampando en el Himalaya, otro lo será
esquiando en la artífice ciudad de Dubai; alguno estará realizado jugando para
el Real Madrid, y otra será feliz casada con un humilde y honrado campesino del
sureste mexicano. Quién sabe. Pero lo que es real es que a todos nos gusta el
bienestar, y el bienestar es primo de la felicidad, y a diferencia de esta
última, se puede calcular, o por lo menos se intenta.
La OCDE
lanzó en el 2011 la Better Life Initiative,
que busca mejorar el progreso de la sociedad a través de once formas de
bienestar: hogar, ingresos, trabajo, comunidad, educación, medio ambiente,
compromiso cívico, salud, satisfacción con la vida, seguridad y balance
vida-trabajo. Y como adivinarán por el título de la nota que leen, en el lugar
número 1 figura Dinamarca.
Estoy
convencido de que el dinero no significa la felicidad, pero como diría el dicho
mexicano: “vaya que se le parece”. Y Dinamarca es una viva prueba de ello; el
dinero ha sido el medio para conseguir mejores estándares de vida. Usando
algunos de los parámetros de bienestar de la OCDE, observamos a los daneses de
la siguiente manera:
·
INGRESOS:
o El ingreso
ajustado neto (cantidad que una familia gana después de impuestos), por hogar
promedio es de $25,172 USD al año, superior al promedio de la OCDE
(considerando los altísimos impuestos que pagan).
·
EMPLEO:
o El 73% de la población entre 15 y 64 años tiene empleo, superior
al promedio de la OCDE.
o Trabajan 1546 horas al año, o 37 a la semana, menor al promedio de
la OCDE. Como Yuritzi Ramírez bien dice en su nota del 2 de septiembre, el
secreto radica en la productividad.
o Solo el 2% se excede de las horas de trabajo, inferior al promedio de la
OCDE.
o Puesto número 1 del ranking Best Country for Business, de Forbes
(2009).
·
EDUCACIÓN:
o El 77% de los adultos tienen título de preparatoria; mayor que la media
de la OCDE.
o El estudiante promedio alcanza 498 puntos en habilidades lectoras,
matemáticas y ciencias, superior a la media de la OCDE. Y un dato interesante:
las mujeres salieron más altas que los varones, lo que habla del nivel de
equidad de género en el país.
·
SALUD:
o El promedio de vida es de 80 años, igual al promedio de la OCDE.
·
COMPROMISO CÍVICO:
o El 96% de las personas confían en tener a alguien en momentos de
necesidad, mayor que el promedio de la OCDE. Según una encuesta de SoCap, la
sociedad danesa es la que más confía en el prójimo, por lo tanto la
transparencia política es mejor que un cristal recién fabricado.
o La participación de voto fue de 88% en las elecciones, lo que refleja la
confianza en el gobierno y en las instituciones. El porcentaje es mayor que el
de la media de la OCDE.
o Según el “Índice de percepción de corrupción” del año 2013, de la
Agencia de Transparencia Internacional, Dinamarca es el país menos
corrupto del mundo.
·
SEGURIDAD:
o Es el segundo país más pacífico del mundo (detrás de Islandia),
según el Índice de Paz Global del 2014. México ocupa el 138.
·
SATISFACCIÓN CON LA VIDA:
·
El 84% de
las personas dicen tener mayores experiencias positivas que negativas en un
día. Mayor al promedio de la OCDE.
Y aquí es
donde probablemente los acérrimos defensores de la estadística y econometría
rebatirán, pues estos datos son solo estadísticas. Sí, es verdad que
fueron obtenidos mediante una muestra aleatoria representativa de la población
danesa, probablemente pasaron por pruebas de hipótesis, se usaron regresiones,
etc. Pero estos datos no revelan lo que un danés cenando sí: la vida diaria; la
experiencia. Pero ¡aguas!, no estoy diciendo que el índice esté
incorrecto, ni que los números sean una farsa. Como estudiante de economía no
solo creo en la estadística y en sus procesos, sino que me ha tocado
(desafortunadamente), junto con buenos amigos (afortunadamente), demostrar sus
diversos teoremas a lo largo de la carrera, aprendiendo (por las malas) que es
una herramienta que es real y que sí funciona; en México, Dinamarca y
China, 2+2 siempre será igual a 4, no hay pierde. Las estadísticas del
país no mienten, pero tampoco representan una utopía. Al final de la nota pongo
algunas razones del porqué de esta idea, pero primero continuaré presumiéndoles
a estos vikingos.
Partamos de
qué ha hecho Dinamarca para lograr lo que hoy es. Primero que nada, han
adoptado un modelo de bienestar (característico de los nórdicos) que garantiza
protección social para todos, poniendo especial atención en la distribución de
ingresos. Para lograr esto tienen un sistema de impuestos muy avanzado en el
que pagan cantidades altísimas de sus ingresos, pero en el que confían
ciegamente (recordar los resultados de la encuesta SoCap). De esta manera, los
recursos son asignados de manera que la sociedad tenga el mayor bienestar
posible, lo que a su vez encaja con los valores que les inculcan desde muy
chicos en las escuelas: colectividad, igualdad, solidaridad, derechos humanos y
democracia. Estos son los pilares de su educación; tomemos nota, México. El
cumplir con ellos les da enorme felicidad, sienten que contribuyen al “contrato
social” que hace al país girar como una rueda bien aceitada de la que están muy
orgullosos y de la que presumen cada que pueden. Y si algo hace que se sientan
indignados y heridos, es que alguien no contribuya a aceitarla: aborrecen
especialmente a los inmigrantes de Europa del este que, buscando salir de sus
países pobres para buscar un mejor futuro, llegan a Dinamarca, gozando gratis,
entre otras cosas, de universidades de alto nivel, pero sin pagar un solo
impuesto. Quizás sean solo generalizaciones, pero les creo: el único con el que
he podido hablar (un rumano) me enseñó como tiraba a la basura los sobres que
le llegan demandándole pago de impuestos. Quién no se iba a enojar.
Los
principales beneficios que gozan con este famoso estado de bienestar son los
siguientes:
1. Educación
gratuita.- No pagan nada del kínder hasta la
maestría. No se hable sobre la calidad del servicio educativo que reciben.
2. Subsidio para
la educación.- Para
todos los estudiantes mayores de edad, el estado les da poco más de 5,300
coronas danesas al mes, es decir, 725 euros mensuales o $13,050 MXN mensuales
(aclaro que es aparte de no pagar colegiatura).
3. Servicio
médico gratuito de alta calidad.- Cobertura
total desde una gripa hasta el peor de los cánceres. Dan al ciudadano la
posibilidad de escoger al médico que deseé de toda Dinamarca. Se incluye todo
servicio médico, excepto el dental.
4. Pensión de
vejez.
5. Subsidio de vivienda para personas de
salarios bajos.
6. Servicio de bibliotecas gratis.
7. Permiso por
maternidad.- Un año a repartir entre padre y
madre (vuélvase a notar la enorme igualdad de género). La madre debe tener como
mínimo 126 días, y el padre 14. Además, los primeros 6 meses se paga el 100% de
sueldo.
En cuanto a
la política, todos los partidos apoyan al estado de bienestar, sin embargo la
tasa de impuestos siempre les ha funcionado como el mejor debate. Pero aún así
están a favor del modelo: en el año 2007 el gobierno anunció una reducción de
impuestos, pero la respuesta no fue la esperada: hubo huelgas y manifestaciones
en las principales ciudades de Dinamarca, apoyando una campaña cuyo logo decía:
“Sí al bienestar para todos. No a la
reducción de impuestos”. En el año 2009, 30% de la población opinó que
los impuestos debían ser elevados. Un último ejemplo: según el instituto de
Analysis Green, 7 de cada 10 ciudadanos están de acuerdo con el sistema actual
de impuestos. Mucho que reflexionar como mexicanos…
Suena
inspirador y motivante. “Vamos a vivir
a Dinamarca”, estará
pensando algún lector, pero cuando se entere de que el impuesto sobre la
renta puede ser mayor al 55%, quizás de repente se le antojen unos tacos
de pastor con salsa roja.
Dinamarca
tiene un sistema de impuestos progresivo, es decir, a mayores ingresos, mayores
retribuciones que pagar. Se ha hablado y discutido mucho del modelo de Robin
Hood en México: “que los ricos
paguen más”, y yo, estando lejos de ser rico, estoy en contra de eso. Antes de
que el lector cierre el blog, le pido que lea el siguiente argumento: en
un país como México, donde la economía informal es mayor al 60%, gravar aún más
a los que sí aportan significaría castigar al productivo y culparlo por el
crecimiento económico. Gravar la productividad es lo menos que nuestro país
necesita. Pero de lo que sí está sediento es de aumentar la base gravable. Pero
esto no es nada nuevo, no es el elixir de la economía nacional, lo sabemos
todos desde hace tiempo, lo domina Videgaray y Chong, y aunque usted no lo crea
Peña también. Pero dejemos el tema de la corrupción para algún otro post. Aquí
en Dinamarca se pueden dar “el lujo” de pagar impuestos porque ven el efecto de
hacerlo. Como diría el juez y escritor antiguo Oliver Holmes: “I like to pay taxes. With them I buy
civilization”. ¿Podemos decir lo mismo, mexicanos? He ahí la
diferencia.
La tabla
siguiente muestra el sistema de impuestos progresivo. Está es quizás un tanto
“aproximada”, porque la tasa depende de la zona en que vivas, sin embargo la
variación es poca.
Las tasas y
los ingresos son anuales, sin embargo no dejan de ser cantidades enormes a
pagar. Y aunque no todos tienen un “súper ingreso” con el que deban pagar 59%
o incluso un 43.58% del ISR, todos están sujetos a muchos otros
impuestos. Por ejemplo, el IVA es del 25% para todos los productos. Ah, y no
soy muy fans de Ronald Coase, porque sí (y vaya que sí) pagan las
externalidades negativas: tienen un impuesto verde con el que tratan de
compensar a la sociedad por las emisiones de dióxido de carbono que emiten los
autos. ¿Cómo la compensan? Pagando un impuesto de matriculación (ponerle placas
al coche) de 180% del valor del auto. Así que el que todos anden en bici no es
cuestión de moda hipster ni ninguna casualidad. Es una postura ganar-ganar:
hacen ejercicio, se mantienen saludables, se enferman menos, no contaminan, se
independizan (y ahorran) del precio del petróleo, ocupan menos espacio, no
hacen tráfico, etc. Me deprime pensar lo mucho que nos falta para tener la
visión de estos semi-albinos que hoy tienen los impuestos ambientales más altos
de toda la Unión Europea. Cabe mencionar que el gobierno introdujo este regalo
(porque sí lo es, si no lo cree el lector mexicano, recuerde un viernes de
quincena y puente a las 7pm al sur de la Ciudad de México) a sus ciudadanos
hace más de 30 años.
Ya metidos
en el tema de impuestos quiero compartirles las dudas que me han surgido sobre
el liberalismo económico. No soy un libertario apasionado o un aguerrido del laissez-faire, pero la economía del
libre mercado me ha logrado convencer a lo largo de la carrera. Las muchas
demostraciones matemáticas, las gráficas que muestran como el bienestar es
mayor cuando se comercia libremente, las cajas de Edgeworth, y los miles de
modelos que hemos estudiado en la licenciatura, me han probado que la libertad
económica es buena, o sea, que entre menos intervenga el Estado en la economía,
mejor. ¡Pero caray!, el modelo danés me mueve el tapete, porque si hay algo que
no tienen ellos es libertad económica, y eso no me lo pueden rebatir; sin
embargo tienen una economía más que firme. “Frihed under ansvar” canta
su lema cuya traducción al español sería: “Libertad bajo responsabilidad”…
¿Libertad? Llámelo como quiera el lector, pero las demostraciones matemáticas
del liberalismo económico parecen no haber tomado el vuelo a Dinamarca.
Quisiera tener una explicación a esta duda, y espero tenerla para las notas
posteriores. Son muy bienvenidas sus opiniones y comentarios al respecto.
Hay muchas
más virtudes que este país tiene y que lo hace ser de los más felices del
mundo, pero las escribiré en notas posteriores. Sin embargo sí pongo algunas de
los vicios que tiene, pues como en todos lados: no todo son sonrisas.
Quisiera que
un psicólogo o sociólogo me explicara cómo el país supuestamente más feliz del
mundo ocupa el onceavo lugar en tasa de suicidios. Así es, son felices pagando
impuestos, andando en bici, aprendiendo de las mejores escuelas, ahorrando, no
gastando en enfermedades, teniendo una excelente economía, pero aun así, se
suicidan. Las cifras del Washington Post revelan
que ocupa el onceavo lugar con 11.3 personas por cada 100,000. Es decir, se
quitan la vida casi tres veces más que los mexicanos (4.4). Ahora la moneda
gira a nuestro favor: ¿qué hacemos nosotros que nos triplica las ganas de
seguir viviendo, y que a ellos no? ¿Sopes?, ¿corridos?, ¿pasión por el futbol?,
¿adicción a las telenovelas?, ¿tráfico?, ¿pobreza?... No lo sé, pero estos
datos ponen en duda al índice de la OCDE.
Como dije:
no todo son risas y diversión. La soledad es un problema que los acecha muy de
cerca. Platicando con unas danesas (eso sí, guapérrimas) me contaban que hay un
problema que el gobierno está tratando de erradicar desde hace ya bastante
tiempo: el aislamiento. Quizás sea la falta de sol, la lluvia diaria, las nubes
grises, pero tratar de sacar plática a un danés a media calle puede hacer creer
a uno que irá a la silla eléctrica por la mirada que recibe. Si quieres y
buscas silencio no te adentres en el bosque, ni salgas a caminar a una calle
tranquila; solo súbete a un camión. Los camiones, caray, parecen cementerios
andantes, donde parece que a los mosquitos se les cobra por subir, porque ni un
zumbido se escucha. Ya sea estudiando, leyendo, oyendo música o revisando Instagram,
resulta imposible recibir de ellos un amistoso “¡Hola!” en el vehículo. Si se
encuentran del lado de la ventana, y hay alguien sentado a su lado
impidiéndoles el libre paso, ¿saben cómo le hacen para salir? No dirigen la
palabra, sólo se soban las piernas. Sí, como cuando buscamos que la fricción
con los pantalones nos den calor en las manos. Así hacen cuando se acerca su
parada, e incrementan el ritmo hasta que la persona de al lado se percata y
finalmente se mueve. ¿Los más felices del mundo…? Como dije en un inicio: los
números no representan una utopía.
Y no sé de
dónde haya obtenido sus datos SoCap, o cómo los haya usado, pero la viva
experiencia creo que en este caso cuenta con una mejor base de datos, porque en
una conferencia que recibimos en la semana introductoria al semestre, nos
dieron una posible explicación al comportamiento social de la soledad y la
exclusión: el pago de impuestos. El pagarlos parece hacerlos sentir como si no
debieran absolutamente nada ni al gobierno ni al pueblo danés; ellos ya
contribuyeron con su obligación. Es decir, pagando impuestos no sólo
compran educación, servicios de salud, miles de prestaciones, aire limpio y
demás cosas que ya mencionamos, sino que les sobra un poco para comprar
individualismo. No he tenido la oportunidad de verlo, pero dicho por el
conferencista danés: “cuando tienen algún problema, nadie ofrece ayuda”. Quizás
en México no seamos los más amables, pero cuando preguntas por una dirección
recibes como mínimo una sonrisa. Aquí hasta esas son caras.
Un último
ejemplo antes de cerrar mi nota mensual. Según la OCDE (2013), Dinamarca tiene
la tasa más alta de alcoholismo en jóvenes. Ahora el encontrarse arriba de la
media en este rubro no es motivo de orgullo. Y, ¿la alta educación?, ¿los
valores?, ¿el súper sistema de salud? Diría Fernanda Familiar: “hasta en los mejores países”. No
tengo muy claras las razones, ni he leído ni preguntando sobre este problema,
pero tengo tiempo suficiente para investigar y tenerles más información sobre esto
para el próximo mes.
De pronto
dejó de ser una tierra de ensueño, ¿verdad? ¿Dónde quedaron las bellas historias
de Christian Andersen? ¿Se fueron a tomar con sus amigos infantiles, o peor
aún, se suicidaron? La cuestión es que en todos lados hay de todo. No hay
paraíso en la tierra. No hay utopía viviente. Los problemas son parte de la
vida diaria de todo humano, ya sea como un indigente pidiendo limosna en el
metro Allende, o como un joven alcohólico con ideas suicidas en pleno centro de
Copenhague. Hasta ahora lo que he aprendido es que es un trade-off. Quizás el que más me ha
hecho reflexionar. Si hay problemas (nada sencillos) en el país más feliz del
planeta, lo hay en todos lados. Siento decepcionarlos o despertarlos. Y así
como resulta difícil e impreciso tratar de medir la felicidad y el bienestar,
también resulta muy complicado darle valores a este trade-off que hace tan distinto a nuestros países, pero también tan
similares por la cercanía a las dificultades. Que alguien me diga de verdad qué
es mejor: ¿un camión con un silencio ensordecedor, o un metro atestado de
música, olores, ruidos y sabores? Qué es mejor: ¿un servicio de salud de
altísima calidad, o un IMSS donde atender una fractura puede conseguir una cita
hasta el mes próximo? Qué es mejor: ¿Felices suicidándose, o mariachis
partiéndose el lomo tratando de sobrevivir?
Como estas,
miles de comparaciones más. Cada país tendrá sus bellezas y asperezas, pero es
un hecho que este trade-off nos
define a todos y a cada uno de nosotros en este mundo, y por eso yo lo llamo: el trade-off de la felicidad subjetiva, el más complejo de todos.
Si quieren
saber un poco más sobre el tema, les recomiendo ver el siguiente video:
REFERENCIAS:
1.- Gola, Petr. Confédération Fiscale Européene. n.d.
<https://www.cfe-eutax.org/taxation/environmental-taxes/denmark>.
2.- international, Transparency. Transparency
International. 2013. <http://www.transparency.org/cpi2013/results>.
3.- June, Dwan. Washington Post. 2005.
2014 <http://www.washingtonpost.com/wp-srv/world/suiciderate.html>.
4.- macro, Datos. DATOSMACRO.
2014. <http://www.datosmacro.com/paises/dinamarca>.
5.- OECD. OECD. n.d.
<http://www.oecdbetterlifeindex.org/countries/denmark/>.
6.- Pope, Tara Parker. NY Times. 22
April 2013.
<http://well.blogs.nytimes.com/2011/04/22/happiest-places-post-highest-suicide-rates/?_php=true&_type=blogs&_r=0>.
7.- Wikipedia. Wikipedia. 2013.
<http://es.wikipedia.org/wiki/Dinamarca#Estado_de_bienestar>.
Es muy interesante la forma de vivir que tienen los daneses. A pesar de que confíen en las personas que están a su alrededor, es un poco intrigante saber porqué no se pueden ofrecer entre los mismos habitantes, un trato más caluroso, en aquellas situaciones cotidianas.
ResponderEliminarCualquier país puede aspirar a gozar de condiciones de vida similares a las de Dinamarca, solo es necesario que los ciudadanos comiencen a tener un cambio cultural y en la forma en que se mira a la sociedad, para que se pueda procurar un mayor bienestar. Es increíble que ellos hayan protestado por una disminución sobre los impuestos, porque saben que estos les ayudan enormemente a mantener ese estándar de vida del que gozan. Tal vez haya ahí algún tip, el cual podamos seguir.
Muy buen artículo, felicidades!
Muchas gracias por tu comentario, Alejandro. Sin duda, voy a seguir investigando para conseguirles más información útil para la próxima entrada. Saludos!
EliminarLa respuesta a sus raros problemas tu mismo la incluiste. Todo sistema que busca bienestar social, olvida un poco al individuo como tal, y esa falta de libertad los lleva a situaciones como el suicidio y el alcoholismo. Véase también en culturas orientales, en las cuales se desarrollan increíblemente (sin meter a China) y también las tasas de suicidios son altísimas.
ResponderEliminarEl hombre quiere felicidad, pero necesita la maldición que es decidir, necesita tener opciones, sino, la felicidad también puede ser la prisión más bella, pero con cadenas igual de hirientes.
Un abrazo, mi estimado.
SJP
Mi amigo, gracias por tu comentario. Tienes toda la razón, me faltó hilar esos datos. Ya estoy investigando aquello del individualismo (Foucault), así que para la próxima nota voy a partir de ese punto.
EliminarNuevamente gracias, un fuerte abrazo.
Hola Alejandro, me gusta mucho tu articulo, por que intentas a ver la cosa de dos lados og explicar una variedad de argumentos! Para anadir a lo del suicidio, creo que los Daneses tambien toman mucho mas psychopharmaproductos (no se la palabra correcta para eso - 'pildoras para ser feliz'). Y un detalje para korrektar: el cuidado a los ninos de 0-5 anos (el kinder, y para los menores de 3 anos) si cuesta algo, y la escuela no cuesta nada, pero el cuidado a los ninos despues de la ultima hora de escuela (en los primeros anos de escuela) hasta que los padres terminan trabajar y pueden recoger los ninos, tambien se tiene que pagar (pero el costo de eso es menos que en por ejemplo Alemania).
ResponderEliminarDisculpa los errores en mi espanol :-)
Jessica Aschemann-Witzel
Hola, maestra. Le respondo en inglés para que nos entendamos mejor:
EliminarThank you very much for taking the time to read the note and replying to me. I really appreciate it. The psychopharmaproducts fact is also very interesting, I will definitely search for more information. And thank you very much for those corrections you made me about the kinder payments; I did not know about them, but now I do, and I will put them in the next note undoubtfully.
See you tomorrow at class. Auf Wiedersehen.
Alejandro Limón P.